jueves, 20 de agosto de 2009

Desordenando ideas

Como bien argumenta el titulín de la "nota", ando con la cabeza vuelta del revés y, mira que después de mucho tiempo teniendo la "testa" bien ordenada, llega un momento, un acto, una idea o simplemente una persona después de casi cinco años de efectiva y comprensible clasificación de ideales, todo ese trabajo, si se le puede llamar así, se va al traste, a la papelera de reciclaje o al garete porque alguien o algo se ha colado en tu vida y no cuadra en todo esto.

Para bien o para mal, no es que se desordene algún aspecto de tu vida porque como ser humano nos gusta el masoquismo y aunque no lo admitamos, en ciertos aspectos, nos va lo repetitivo, así que total... te pones a ordenar de nuevo y "punto pelota". Quizás lo que más llama la atención es el hecho, en sí, de que vuelve a repetirse una sensación de angustia a la vez que felicidad por todo ello. Angustia porque la situación te puede llevar a pensar el porqué, la causa o el hecho en sí mismo y esto puede tener resultados "catastróficos". Horas evadido de la realidad, buscando respuestas, no dormir... En definitiva, desordenar aun más si cabe la cabezota. Felicidad porque como bien apuntaba más arriba es ineludible el hecho de que nos va el masoquismo junto a la impresión de que uno se pueda alegrar por lo pasado y ver como después de un lustro puedes volver a vivir una sensación así.

Luego esta la sensación y la "comedura de olla" de qué hacer, qué paso dar, etc, porque, después de este tiempo, uno por mucho que no quiera pierde facultades. Puede que todavía ande en la primera etapa de esta situación y esta tarde me tenga que evadir un poco de todo esto pensando una solución en mi pequeño rincón de Cádiz, siendo un cobarde sin tener lo que hay que tener para afrontar una situación que aunque muchos la catalogarían de estúpida a mi se me otorga como dificultosa.

"Por qué te me antojas difícil, sensación ineludible amarga y feliz a la vez que incomprensible"

Jesús Rubido

jueves, 13 de agosto de 2009

Qué les den...

¿Por qué tengo que tolerar un insulto hacia un amigo por su color de piel? ¿Acaso sólo pasaba eso en ciudades grandes como Madrid o Barcelona? No, la verdad es que gilipollas hay en todos lados y, hoy en día, lo que abunda es incultura y conformismo social.

¿La educación dónde la dejaron? ¿Qué fue de la transigencia? Si me diese por paliar su xenofobia a base de mala ostia y agresividad, les estaría dando la razón y comportandome como ellos. Ganas no me faltan.

¿Cómo puedo explicarle a mis amigos que esos son unos desgraciados y que no ha sido culpa suya? Lo peor de todo es que han llegado a pensar que han tenido algo que ver en todo el asunto. Eso es lo que más me jode.

Los únicos que tuvieron delito fueron los padres de esos xenófobos por no haber abortado a tiempo. Y, en su detrimento, por no enseñarle urbanidad y respeto hacia el igual.

Disculpen mi burda escritura, Javi Ramírez