lunes, 25 de abril de 2011

Llámame

Llámame porque la próxima vez que te vea será dentro de mucho, llevarás el pelo recogido como tan bien te queda, te habrás puesto esa sudadera con la que me recogiste la primera vez que quedamos, irás con otro por la calle. No sé si nos llegaremos a saludar. Seré tu Spotify molestando a mitad de la noche.

Una pena que no hable en futuro y pasara todo en treinta segundos.

No toleraré que me digas que te amargo la vida, que me recuerdes constantemente lo hijo de puta que soy/fui. Me alegra que seas tú quien se ríe de mi, y no al contrario.

Nunca entenderé cómo puedo amargarte la vida e importarte que tenga una idea mala de ti, que nunca tuve. Hasta hoy, has hecho que cambie mi opinión de tí. Soy feliz porque sé que no merece la pena. Buscas otra cosa.

Sigue buscando en ese ganado del que siempre renegamos pero al que pertenecemos. Bienvenida a tu mundo.

No puedo prometer dejar de dedicarte líneas pero mi alma lo intentará.

PD: El título del post es ironía.

jueves, 14 de abril de 2011

En busca de un beso a medianoche

Nunca supo siquiera porque seguían hablando, después de hacerse tanto daño, se seguían queriendo aunque ella lo negara.
Se necesitaban mutuamente, un oído en el que sentirse escuchado, otra cabeza que le comprendiera. La soledad de la noche y de cuatro paredes hechas de hielo les unían a kilómetros.
Aún sentía ese cosquilleo y necesidad de verla. Soñar con volver a besarla, pensando que algún día ese sueño sucediera.

Y entre bocanadas de cigarrillos mal apagados, su sueño volvió a hacerse realidad.

La incomprensión de un amor sin consideración por el alma. Tendrá razón aquel que dijo que el amor son dos ciegos jugando a hacerse daño.