Cuánto me gustó parecer siempre una vieja estrella de rock. Nostálgica, incomprendida, pasado de copas, recordando relaciones con la miel entre los labios. Autoexculpándome de todo por haber nacido así: un desastre.
Que mi único problema siga siendo que el paquete de cigarrillos no se acabe antes de ir a dormir.
A che servono i giorni? I giorni sono dove viviamo. Arrivano e ci svegliano Migliaia di volte. Sono lì per farci felici: Dove vivere se non nei giorni?
Ah, per sciogliere questo indovinello Il prete e il dottore Nei loro sottanoni Corrono come pazzi.
Hoy comienzo a vivir. No era consciente de la constante
dependencia que tenemos por cosas tan fútiles como internet, el coche o el
ambiente ciudadano.
Hoy he vuelto a coger una bicicleta después de ¿ocho
años? También he comido con las manos. Nunca el tomate con un poco de
mozzarella supo tan bien, acompañado por una buena focaccia hecha en casa.
Hacía tanto tiempo que no sentía la libertad de sentirme
libre, valga la redundancia.
Vivimos en un mundo en el que se nos generan vicios de la
nada. No querría mentar algo tan banal como necesario, el consumismo pero,
realmente, hoy que lo he dejado –aunque trabaje en un sitio que incite a ello-; para mí y dentro de mí las necesidades han cambiado.
La vida es muy fácil pero también es igual de sencillo desaprovecharla.
Nosotros la complicamos; y mucho.
- ¿Por qué tenemos que soportar a gente que no queremos?
- Seguramente no me haya dado cuenta aún que no le quiero.
- Antes te des cuenta, antes comenzarás a vivir. Me lo auguro, sé libre de hacer lo que quieras.
- ¿Fontaineblue?
- Siempre serás bienvenida pero no traigas trapos sucios en la maleta.
Lo bonito que pudo haber sido hace aún más hermoso el recuerdo que me llevo en la cartera. Un magnífico atardecer y una foto de carnet.
Nunca me gustaron las despedidas, son tan tristes.
Siempre fue mejor irse sin saludar, a la francesa, de un modo frío pero quizá menos nocivo.
Pero sentir el sol en mis ojos cuando éste no está presente, no tiene precio.
O el viento de poniente en mi rostro cuando está calmado.
Las estaciones me solían dar escalofríos, imaginarme gente que va y que viene. ¿Cómo serán sus vidas? ¿Más interesantes que esta pobre canción folk?
Anodinas y felices vidas a nuestros ojos. Fáciles y simples de vivir.
Quizá vivir es lo que nunca supimos hacer.
Por cierto, ya lo conseguí. Mi vida se convirtió en una mísera canción "country".
viernes, 23 de mayo de 2014
Que sea porque no me quieres no porque no quieras,
que sigas porque le quieres no porque tienes miedo.
Cuánta razón tenías cuando afirmabas que nos enamoramos de los pensamientos que tenemos sobre las personas que decimos amar.
Y cuánto duele cuando se esfuma ese pensamiento, es muy duro, de un día al otro se va.
¿Explicaciones? Pocas, lo jodido que puede llegar a ser el corazón humano.
Quizá esté hecho para estar solo el nuevo camino que me depara, quizá sólo pueda enamorarme de mi modo de pensar.
Nunca fue tan inoportuno enamorarse en el momento equivocado,
pero no sabes cuánto me gusta mirarte cuando -creo que- no sabes que lo estoy haciendo
y, aún más, saber que tú me miras cuando piensas que no me doy cuenta.
Todos los besos que nunca nos dimos se quedarán en aquel cielo bañado de delfines,
en aquellas calles donde se nos asfixiaba la mirada y el corazón tenía miedo de hablar.
Siempre soñé con que mi vida fuera como una canción folk. Triste, melancólica pero con final feliz y metafórico.
Me empeñé en que así fuera pero quizá inevitablemente fue más cercana a una canción de reggaeton.
Las rosas de papel no son verdad
y queman
lo mismo que una frente pensativa
o el tacto de una lámina de hielo.
Las rosas de papel son, en verdad,
demasiado encendidas para el pecho
Días azules
Donde están los días y ese azul di un lugar donde estés tú que si el azar nos va empujando hasta el final sólo habrá casualidad la casualidad, nos va alcanzar nos va a salvar, y a matar...
Donde nos llevó la imaginación, donde con los ojos cerrados se divisan infinitos campos. Donde se creó la primera luz junto a la semilla del cielo azul. Volveré a ese lugar dónde nací.