Él se solía vestir de seguridad y orgullo. Así, sus amigos le veían frío y, a veces, innaccesible. El problema surgió cuando ella no podía percibirlo desnudo, sin banalidad. Cada conversación, cada palabra o gesto no servía para nada pues parecía artificial y anteriormente ensayado para la ocasión. Ni sus lágrimas no le manifestaban nada a ella.
Aflicción en su vida llena de vestiduras artificiales.
martes, 18 de enero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Siempre hay un vestido para cada ocasión, pero la desnudez no hay donde ocultarla. Por eso -y cada vez menos- intent(o) ir a la moda.
La moda para él es lo más fácil de seguir y llevar para ocultar sus fragilidades. ¿No crees?
Lo creo. Como te dije alguna vez, lo que merece la pena es lo más sacrificado. En este caso, él sacrifica su identidad.
Publicar un comentario