jueves, 3 de febrero de 2011

Y no amanece

Sus ganas de no plantearse nada mañana eran las mismas que las que tenía él de inmolarse su alma.
No programaba por miedo a desvestir un corazón más que despojado a causa de trenes que quiso perder y estaciones que se negó a visitar.
Él, estragoso por ecos del pasado, siempre figuraba desabrigado
- aunque no lo creyera - proyectando imágenes equivocadas, siluetas desnudas para ella. Fáciles de adivinar, a priori, pero confundidas. Como sombras detrás de una cortina.

Quítate el vestido, no tengas miedo a que erréis.

Él se perdió entre andenes porque quiso pero de este convoy no se va a bajar. Goza de seguridad al saber que va a buen puerto. Un sitio - el de su recreo - que sólo quiere compartir contigo. Se niega a convertir esta historia en un cuento de bar.

2 comentarios:

Julius dijo...

Estaciones que regurgitan almas, pasos desnudos que imprimen huellas de desidia, trenes que se cruzan en ninguna parte. La vida transcurre de andén a andén, en los que alguna vez el impulso asido de coraje te debería hacer jirones todos los tiques de trasbordo y orientarte hasta el trayecto final.

Unknown dijo...

Caminos impracticables?.... ponganse las botas de montaña y crucenlos, montañas?.... colóquense sus arneses y escalen, trenes?.... compren un billete a ninguna parte y piérdanse. En este mundo el que no prueba no disfruta y el que no arriesga no gana. Saboreen cada momento como si fuera el último (algo típico pero eficaz).