jueves, 14 de abril de 2011

En busca de un beso a medianoche

Nunca supo siquiera porque seguían hablando, después de hacerse tanto daño, se seguían queriendo aunque ella lo negara.
Se necesitaban mutuamente, un oído en el que sentirse escuchado, otra cabeza que le comprendiera. La soledad de la noche y de cuatro paredes hechas de hielo les unían a kilómetros.
Aún sentía ese cosquilleo y necesidad de verla. Soñar con volver a besarla, pensando que algún día ese sueño sucediera.

Y entre bocanadas de cigarrillos mal apagados, su sueño volvió a hacerse realidad.

La incomprensión de un amor sin consideración por el alma. Tendrá razón aquel que dijo que el amor son dos ciegos jugando a hacerse daño.

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