“Me dan más pena los que sueñan lo probable, lo legítimo y lo
próximo, que los que devanean sobre lo remotísimo y extraño. Los que
sueñan en demasía, o son locos y creen en lo que sueñan y son felices, o
son simples devaneadores para quienes el devaneo es una música del alma
que los arrulla sin decirles nada. Pero el que sueña lo posible tiene
la posibilidad real de la verdadera desilusión.
No me puede pesar mucho el haber dejado de ser el emperador romano,
pero puede dolerme no haberle hablado nunca a la costurera que, hacia
las nueve, vuelve siempre la esquina que queda a la derecha. El sueño
que nos promete lo imposible ya en eso mismo de él nos priva, pero el
sueño que nos promete lo posible se entromete con la propia vida y
delega en ella su solución. Uno vive exclusivo e independiente, el otro
sometido a las contingencias de lo que acontece. Por eso amo los
paisajes imposibles, por eso amo a las amantes imaginadas porque les
resulta imposible la sonrisa falsa, el fraude del cariño, la astucia de
las caricias. Nunca nos abandonan, ni nos dejan de cualquier manera”.
Fernando Pessoa, “Libro del Desasosiego”.
miércoles, 6 de febrero de 2013
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