martes, 31 de mayo de 2011

Tributo a lo utópico

No tenían miedo el uno del otro, descubrían sus cartas sobre la mesa, sin prejuicios.
Bebían un buen vino, disfrutaban de la inocente puesta de sol. No paraban en elogios hacia el paisaje ocre que les rodeaba.

- ¿Quieres una rosa?

- No, te quiero a ti.

Se escondieron en el lugar más recóndito de aquella pequeña república - tan sólo por una noche -. Brindaban por la vida.

No sabia que le gustaba más de ella, si aquella mirada virginal que perdía cuando le desnudaba con sus ojos o la forma sutil de acariciarle buscando excusa para aproximarse.

- ¿Te ato?

- Hazlo, sé que llevas queriendo toda la noche.


Y despertó de aquel sueño.

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